La fundación
Crecer Jugando recomienda el juego con disfraces todo el año, al ser una actividad beneficiosa para el desarrollo y el crecimiento de los niños. Esta actividad permite aprender "de forma divertida y sin darse cuenta, conocimientos, normas y comportamientos imprescindibles para la vida adulta", ya que
se imitan comportamientos y exprexiones, además de
interactuar y cooperar con otros niños que también representan personajes, introduciendo en el juego
normas sociales y fomentando la empatía.
Además, el disfraz comparte con otros juguetes beneficios como
el desarrollo de la imaginación, la simbolización, el desarrollo del pensamiento abstracto, la socialización y la atención.
Estas habilidades se desarrollan especialmente en niños a partir de los 3 años, cuando los pequeños desarrollan su sociabilidad y revelan sus sentimientos durante el juego, y a partir de los 6 años cuando crean mundos imaginarios en sus juegos.
Recomendaciones para la compra de disfraces
En previsión de la campaña de Carnaval, la fundación recuerda que antes de comprar un disfraz dirigido a niños de entre 1 y 14 años hay que tener en cuenta:
- La marca CE, con la que el fabricante declara la conformidad con la legislación aplicable, como la no inflamabilidad de los tejidos o la composición química de los cosméticos.
- Hay que comprobar que no haya cordones que puedan hacer lazo cerca del cuello o cabeza, y que las máscaras que cubran completamente la cabeza tengan un área de ventilación suficientemente grande para evitar cualquier riesgo de asfixia.
- El etiquetado de los cosméticos debe incluir la descripción de los componentes, fecha de caducidad y datos de contacto del responsable del producto.
- Aquellos disfraces que simulan equipos de protección (cascos, gafas…) deben advertir de que el producto no ofrece protección real.